La falta de confianza en la capacidad personal para incidir en las decisiones sociales inhibe la participación activa de los ciudadanos para ser agentes de cambio. La violencia y desconfianza en las instituciones, así como la poca esperanza para transformar al país, genera poca participación e involucramiento de las personas en la resolución de las necesidades clave de su comunidad, lo que debilita el tejido social. Sumado a situaciones de desigualdad, manejo del poder y corrupción, la participación ciudadana pacífica y eficiente no encuentra aún su camino.

Impulsamos a las personas a ser agentes de cambio al responsabilizarse de sus acciones e involucrarse en los aspectos sociales siendo más proactivos a partir del desarrollo de habilidades, como toma de decisiones y trabajo en equipo. Formamos a líderes comunitarios capaces de influir en las autoridades locales para el desarrollo y aplicación de políticas públicas. Promovemos cambios para que las personas asuman el control y busquen sus propias soluciones ante situaciones de violencia, inseguridad, contaminación y falta de infraestructura en las comunidades.